miércoles, 19 de mayo de 2010

Bertold Reid. Séptima parte: Su infancia en Escocia.

Como anticipamos al comienzo de esta biografía, Reid habría conocido a Burke en un retiro espiritual al cual habrían asistido, el primero por indicacion de su abuela, el segundo por curiosidad. La edad de Bertold al experimentar este retiro era de tan solo cuatro años, y como bien podrá dilucidar el lector, la de Burke era catorce.
Se estima que el tiempo que duró esta experiencia fue de seis meses, correspondientes a la primavera y el verano. Burke se habría acercado a Reid al verlo tan pequeño para encontrar en él una suerte de respuesta a sus grandes inquietudes considerándolo un iluminado. Así fue como Burke le hizo a Reid la famosa pregunta:¿Existe Dios? A lo que Bertold respondió: Primero dime tu nombre. Arthur, replicó Burke. Ahá, contestó Bertold, añadiendo: Entonces no. Arthur perplejo le preguntó: ¿Pero es que la existencia de Dios depende de cual sea mi nombre? No es que así sea, respondió Bertold, pero que te llames Arthur no cambia en nada mi creencia de que Dios no existe, en cambio si te llamaras Dios... Y así fue como ambos se conocieron.

Arthur estaba realmente asombrado de la capacidad de Bertold que a los cuatro años podía conversar a cerca de cualquier tema. Así fue como un día, el atardecer los sorprendió conversando sobre mecánica cuántica. Claro que en esa época la mecánica cuántica no existía pero bueno, esta historia tampoco. La verdad es que Reid y Burke se conocieron porque los padres de Reid habrían contratado a Burke para que se hiciera cargo del niño durante la estadía. Es menester aclarar que en el siglo dieciocho los catorce años de Burke no eran los mismos de un joven de nuestro tiempo. Burke a esa edad llevaba dos años de matrimonio con Katherine y estaba abocado a la escritura de poemas. Transcribimos, en su idioma original, uno de ellos con el fin de introducir al lector en el mundo de Burke.

Winter in Scotland

When the night is white in Scotland
And when the clover dress the ground
Many words in my mind say
That silence and fog are both the same

The Scotland flower rests in my hand today
The nocturne fog is white and wrinkled
And while the butterfly lands in the clover
I realise that silence is beautiful and words are odd


Arthur Burke. 1795.

Bertold se habría visto cautivado por los poemas que Burke le leía por las noches con el fin de hacerle conciliar el sueño. Así fue como éste comenzó a interesarse por la escritura. Como no sabía escribir todavía, era Burke quien durante el día copiaba algunas cosas que Bertold le dictaba.

Ya a temprana edad se observa en Reid una fuerte resistencia a la ficción. No le interesaron jamás las historias fantásticas, y si le gustaban los poemas de su amigo era porque en ellos Bertold leía filosofía. Lo que sigue es lo que se cree habrían sido las primeras observaciones de Reid que se hayan escritas:

"Durante la noche las palabras penetran en mi cuerpo y se doblegan. Por la mañana me es necesario escribirlas en algún papel ya que de no ser así mi cuerpo estallaría de dolor en un instante al tener que soportar su deformidad. El sonido de una palabra no es su forma, sino su color. "

El lector podrá apreciar la ambigüedad que utiliza Bertold al emplear la palabra deformidad tanto para su cuerpo como para el lenguaje que aún no ha sido escrito.

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